Relojes de Pared Antiguos

Relojes de Pared Antiguos

Si todos los relojes antiguos merecen un lugar en las mejores colecciones, los relojes de pared antiguos destacan por su belleza y su potencial decorativo. Son más funcionales que los relojes de pie, porque al estar colgados de la pared no ocupan espacio; además, su tamaño mediano permite colocarlos prácticamente en cualquier rincón. Los relojes...

Si todos los relojes antiguos merecen un lugar en las mejores colecciones, los relojes de pared antiguos destacan por su belleza y su potencial decorativo. Son más funcionales que los relojes de pie, porque al estar colgados de la pared no ocupan espacio; además, su tamaño mediano permite colocarlos prácticamente en cualquier rincón. Los relojes de pared antiguos están diseñados para destacar en salones o entradas por sus maravillosos diseños y su buen sonido. Estos aparatos son de carga manual, es decir, funcionan cuando al mecanismo se le da cuerda o se activan las pesas.


Los relojes de pared se pueden agrupar por tipologías, divididas en base al material con el que está realizada la caja, la época y el estilo, el mecanismo, la sonería… Los primeros relojes de pared datan de la invención de la maquinaria de péndulo. La descripción de este sistema se atribuye a Galileo Galilei, quien la reflejó en un escrito en el siglo XIX. Sin embargo, fue Christian Huygens quien construyó el primer mecanismo. Los primeros relojes de péndulo antiguos eran de gran envergadura y se colocaban en edificios emblemáticos; la reducción del tamaño de la maquinaria permitió crear los primeros relojes de pared, de pie y de sobremesa.


Mención aparte merecen los relojes de pared antiguos fabricados en la Selva Negra (Alemania). Se cree que los primeros datan del siglo XVII: su esfera tenía una sola aguja que marcaba las horas. Las cajas de madera oscura, obtenida de los bosques de la región, solía estar decorada con tallas realizadas a mano representando hojas, ramas, bellotas y otros motivos vegetales. Este diseño fue evolucionando, al igual que los mecanismos: ya en el siglo XVIII aparecieron los primeros relojes de cuco, famosísimos diseños con forma de cabaña de cuya ventana superior sale un pajarillo autómata que da las horas. El negocio de los relojes de cuco generó una gran riqueza en la Selva Negra, dando trabajo a todo tipo de artesanos: relojeros, tallistas, ebanistas, pintores, torneros…

Relojes de péndulo antiguos

Son los relojes de pared más populares, junto con los de pesas. Existen modelos que incorporan ambos dos sistemas. Las cajas solían fabricarse en madera, normalmente con especies nobles como la caoba, el nogal o el ébano. Llevan una portezuela delantera con cristal a través del cual se puede ver el péndulo. Hay magníficos modelos franceses, ingleses y alemanes (sobre todo de la región de la Selva Negra), algunos de los cuales incluyen bellísimos péndulos de latón o bronce con relieves realizados a mano. Para que el reloj funcione el péndulo debe estar en movimiento; si queremos detener el reloj, bastará con inmovilizar esta pieza.

Relojes de pared antiguos con maquinaria tipo Viena

Con este nombre se conocen los relojes de pared con mecanismo de pesas. Las pesas cuelgan de cadenillas que las conectan a la maquinaria. Una de las pesas hace funcionar el reloj, mientras que la otra pone en marcha la sonería de horas y medias. Cuando un reloj de estas características lleva tres pesas, la tercera activa la sonería de cuartos: este mecanismo es conocido como carrillón.

Relojes de pared antiguos tipo “ojo de buey”

Este nombre corresponde a los clásicos relojes franceses y españoles de forma ovalada, formados por una gran esfera redonda rodeada de una caja con marquetería y torneados. Son típicos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. A veces, en la esfera se incluyen preciosos detalles de marquetería y taracea realizados en concha de tortuga, madreperla, ébano…

Relojes de pared antiguos con complicaciones

Con el nombre de complicaciones se conocen los dispositivos que puede incluir un reloj, aparte de la esfera con las horas y los minutos. Hay relojes de pared con segundero, fases lunares, calendario e incluso aparatos complementarios, como barómetros y termómetros.

Relojes de pared antiguos tipo “ratera”

El nombre de estos relojes viene de su parecido a las ratoneras que se construían cuando empezaron a fabricarse, a mediados del siglo XVIII. Son originarios de la Selva Negra alemana, concretamente de la región de Furtwagen. Su nombre alemán es Lackschild uhr (lack schild significa “escudo con pintura”, y uhr, reloj). Están formados por una placa cuadrada de madera lacada, normalmente rematada por un arco en su parte superior. Tras la placa se oculta el mecanismo, del que cuelgan el péndulo y las pesas. La madera lacada se solía decorar delicadas pe calcomanías de imágenes galantes y números romanos.


Todos estos relojes de pared antiguos forman parte de un universo lleno de encanto, magia y poder evocador. Coleccionarlos puede ser la afición más apasionante, que nos llevará a descubrir verdaderas joyas de la mecánica y las artes decorativas.

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