Nuestra página posee un amplio catálogo de antiguedades que se renueva constantemente, y esto nos convierte en uno de los mejores en el mercado de piezas antiguas. Nuestro abanico de objetos es muy variado. Todas las categorías de nuestra tienda divididas por secciones para un fácil acceso (por ejemplo, 'relojes antig...
Nuestra página posee un amplio catálogo de antiguedades que se renueva constantemente, y esto nos convierte en uno de los mejores en el mercado de piezas antiguas. Nuestro abanico de objetos es muy variado. Todas las categorías de nuestra tienda divididas por secciones para un fácil acceso (por ejemplo, 'relojes antiguos'). Solo tiene que seleccionar la categoría de su interés para poder acceder a ella. En cada una de las categorías y subcategorías encontrará las antigüedades que están disponibles para venderse en este momento, y que actualizamos constantemente. Visítenos a menudo para conocer las últimas novedades de nuestra tienda.
Todas las piezas antiguas que muestran su precio, en la parte inferior del producto, están disponibles para su venta. En la columna de la izquierda puede usted filtrar las antiguedades disponibles, o incluso depurar las antigüedades existentes según el rango de precios que más se ajuste a lo que está buscando. En definitiva, los artículos se pueden ordenar por nombre, por precio, o también por número de referencia. También se puede visitar la sección de antigüedades vendidas. Es más, disponemos de una pequeña base de datos para la catalogación y el disfrute de las mejores piezas que hemos vendido a la que puede acceder en todo momento, y al que puede acceder a través de "piezas vendidas".
Estamos a su disposición para aclarar cualquier duda o consulta sobre nuestra página web o sobre alguna pieza en concreto. Todas las piezas antiguas que verá usted aquí están descritas y fotografiadas para representar su estado hasta el más riguroso detalle. De hecho, algunas piezas disponen también con fotografías en 360º, con vídeos, o incluso con ambas cosas. Si encuentra una pieza antigua que todavía no ha sido fotografiada, o necesita saber más detalles acerca de un determinado producto, solo tiene que solicitárnoslo.
Y por último, le deseamos una feliz compra y estancia en Antiguedades.es.
Subcategorías
Antigüedades originales asiáticas hasta 1945 procedentes de una de las dinastías de monarcas que gobernaron China, Ming, Qing, hasta 1911 o de la época República, de 1912 a 1949. Sobre todo pinturas y caligrafía, esculturas y tallas de madera, jade y laca, así como porcelana. El arte chino antiguo siguió la tradición ancestral y pretende expresar la belleza natural, las corrientes filosóficas y religiosas.
Los objetos antiguos procedentes de China (y también de otros países de Asia) están de moda. Buena prueba de ello es la gran cantidad de piezas que se pueden encontrar en subastas y tiendas del sector. De hecho, son infinidad los decoradores de interiores que las usan para sus trabajos. Y es que los antiguos chinos eran consumados artistas a la hora de crear todo tipo de objetos, algunos de uso habitual como platos o cajas.
Por otra parte, existe la leyenda de que las antigüedades chinas son caras. Aunque es cierto que algunas piezas poseen precios muy altos, hay objetos preciosos llegados desde el gigante asiático a muy buenos precios. No es éste el lugar para hacer una lista de ellos pero diremos que, salvando piezas de gran valor, podemos encontrar jarrones, platos y otros objetos por una cantidad asequible a cualquier bolsillo. Y ello a pesar de que, en muchos casos, tienen más de cien años de historia. Basta visitar cualquiera de las muchas tiendas especializadas en este tipo de antigüedades orientales para llevarse una grata sorpresa y volver a casa con una hermosa pieza decorativa.
Los objetos procedentes de China que podemos encontrarnos son de varias clases. Por una parte, tenemos los platos, pintados generalmente a mano y de una extraordinaria calidad artística, algunos verdaderos alardes de maestría en el dibujo. También están las bandejas, respecto a las cuales puede decirse lo mismo. Pero quizá las antigüedades chinas más conocidas sean los jarrones. Dejando aparte los de pretéritas dinastías, que están al alcance de muy pocos, podemos encontrar preciosas piezas de este tipo a muy buenos precios y también decoradas a mano con enorme destreza. Pero también pueden hallarse otros muchos tipos de objetos como relojes, pitilleras, abanicos o cajas. Por otra parte, muchos de estos objetos tienen como materia prima la famosa porcelana china, toda una referencia en el mundo de las antigüedades orientales. No en balde, fueron los antiguos habitantes del gigante asiático quienes empezaron a utilizarla para sus piezas decorativas. La porcelana china ha logrado fama mundial. En definitiva, las antigüedades chinas tienen cabida en cualquier lugar pues casan armónicamente con todo tipo de decoración y, especialmente si de porcelana china hablamos, otorgan un toque de indiscutible distinción.
Desde antiguo, el ser humano, gracias a su naturaleza curiosa por excelencia, se ha preguntado por el origen de las cosas más nimias. El ansia de conocimiento dio paso, siglo tras siglo y en diferentes civilizaciones, a complejos estudios y ensayos para probar diferentes teorías empleando instrumentos científicos y cálculos. Con la aparición del método científico y su popularización de la mano de filósofos y científicos, se establecieron unos pasos a seguir para la afirmación de diferentes teorías: observación, formulación de hipótesis y experimentación. Gracias a la inventiva del ser humano, se fueron creando por necesidad diferentes herramientas de estudio que facilitaron el trabajo tanto a científicos como a docentes. Estos instrumentos de estudio son clasificados actualmente como preciadas antiguedades cientificas, testigos de victorias y derrotas en el ámbito del estudio científico.
Si hay un tipo de antigüedades fascinantes son precisamente las antiguedades cientificas. Aparatos alumbrados por mentes extraordinarias que han permitido el desarrollo de la de la humanidad y nos han procurado unos estándares de vida envidiables. Las antiguedades cientificas constituyen de todas todas los objetos más codiciados por los estudiosos porque ayudan a contar un relato ordenado y coherente sobre el progreso científico. Los objetos aquí expuestos representan la punta de lanza de un momento concreto de la historia, además de gritarnos nuestros aciertos y susurrarnos nuestros errores.
Para los amantes de las antiguedades cientificas tenemos diferentes herramientas de carácter científico y educativo de varias épocas diferentes. Estas herramientas son perfectas para completar su colección de antigüedades o para saciar su curiosidad como amante de la ciencia y conocer los instrumentos que emplearon nuestros antepasados para sumergirse en este fascinante mundo.
Podrá encontrar todas nuestras antigüedades científicas clasificadas en diferentes categorías para poder encontrar aquellas que más le interesen:
Las máquinas han acompañado al hombre desde tiempos muy remotos. De hecho, surgen de la necesidad de buscar soluciones a problemas habituales de su vida diaria. Este es el motivo por el que la rueda está considerada como la primera en ser inventada. A partir de ahí, gracias a la utilidad que en ella encontraron nuestros antepasados para mover cosas más fácilmente, empezaron a desarrollar instrumentos suplementarios como las palancas, moledoras de grano, carros, tornos.... Las máquinas de esa época funcionaban a partir de la fuerza de los músculos del usuario o de los animales.
De este punto se da un gran salto hasta elmomento en el que el hombre empieza a manipular el cobre, hierro, plomo y otros metales. Cientos y cuientos de años después, ya en el siglo XV, los diseños de máquinas de Leonardo Da Vinci supusieron un hito. La máquina de vapor de James Watt, el motor de corriente continua de Frederick Winslow y los televisores con tubo de rayos catódicos de Vladimir Zworkin fueron otras grandes máquinas que han hecho posible que el mundo sea tal y como lo conocemos y que, hoy en día, son antigüedades técnicas de gran valor.
Las antiguedades tecnicas poseen algo especial que llama la atención de cualquiera. Y es que, al echarles un vistazo, traen a la mente las formas de vida de nuestros antepasados y nos permiten comprenderla mejor. Asimismo, resulta innegable que, estéticamente, en la mayoría de los casos son muy bellas. De hecho, expuestas en un hogar, son capaces de poner una pincelada retro a cualquier ambiente. En definitiva, ya seas un coleccionista, estés pensando en serlo o, simplemente, busques hacerle un regalo a alguien especial o darte un capricho, entra en esta fascinante sección. Quedarás maravillado con nuestras antigüedades técnicas.
Estas son las antiguedades tecnicas, divididas por secciones, que podrás encontrar aquí:
El coleccionismo de antigüedades militares está viviendo hoy un momento de gloria. El interés por la historia de la guerra parece ser mayor que nunca: cada día, en televisión se difunden documentales sobre épocas convulsas, estrategias de guerra, batallas y célebres derrotas. La militaria antigua está formada por todas las piezas, documentos y artículos que sobrevivieron a aquellos tiempos, y que formaron parte del día a día de ejércitos y contendientes.
Así, las antigüedades militares no solo son valoradas por los años que tienen a sus espaldas, sino como piezas de relevancia en momentos históricos. Desde las temibles armas blancas antiguas hasta los uniformes y accesorios (cascos, charreteras…), pasando por las apreciadas medallas y condecoraciones, todas estas piezas desprenden un encanto muy especial: es como si en ellas se escondiera una pequeña parte de la historia de la Humanidad.
La belleza de un sable de oficial de caballería, de un poderoso machete o de una pequeña y peligrosa daga viene dada por una combinación de estética, poder y antigüedad. Estas armas forman parte de la militaría antigua más cotizada, sobre todo si se trata de piezas auténticas que alguna vez entraron en combate. Desde las famosísimas espadas de la Real Fábrica de Toledo, cuya calidad era apreciada en todo el mundo, hasta los imponentes machetes cubanos que portaba el ejército español en la Guerra de la Independencia, las armas blancas antiguas despiertan nuestra rendida admiración. A día de hoy, siguen siendo piezas exclusivas que destacan en las mejores colecciones y museos.
Los uniformes de los ejércitos son un distintivo diferenciador. Por un lado, sirven para proteger a quienes los visten; y por el otro, unifican el grupo y aumentan su carácter visual. Los uniformes antiguos y los complementos militares son piezas muy valoradas por los coleccionistas de militaría antigua. Muy especialmente, los amantes de las antigüedades militares aprecian artículos como los cascos, las charreteras, las insignias, las gafas de protección… La presencia de estas piezas aporta un punto muy interesante y original a cualquier colección de antigüedades bélicas que se precie.
El equipo de campaña incluye los elementos que los soldados llevaban para sobrevivir a la intemperie o en condiciones desfavorables. Dentro de las antigüedades militares, el equipo de campaña suele incluir sacos de dormir, bolsas y zurrones de viaje, tiendas de campaña, maletas portagranadas, botiquines y equipos de cirugía o sutura, cartucheras, cantimploras, prismáticos, herramientas para cavar trincheras… Todo tipo de artículos originales de antiguas contiendas que respiran autenticidad e historia.
La historia de las guerras está escrita en los libros de historia. Pero la de las personas que participaron, murieron o sobrevivieron en ellas solo permanece en los documentos antiguos. Las fotografías militares son, en este sentido, maravillosos recordatorios de quienes lucharon y sufrieron en los campos de batalla. Por otra parte, hay muchos documentos escritos que dan fe de cómo se hacían las cosas entonces: cartas (oficiales y privadas), permisos, licencias, mapas, oficios militares, pases para la reserva…
Son probablemente las antigüedades militares más buscadas. Estos artículos no solo destacan por su belleza (muchas veces están hechas de metales preciosos, con cintas de seda y decoración esmaltada a mano), sino que en ocasiones conmemoran un acto heroico o de valor o un importante servicio a la patria.
Todas las piezas que formaron parte del equipamiento de los soldados (o del desarrollo de antiguas batallas) forman parte de la militaría antigua. Además de las antigüedades antes mencionadas, dentro de este campo encontramos muchos otros objetos de interés: entre ellos, libros, banderines, metopas y complementos de vestuario (gemelos, botones, hebillas,cinturones…). Todos ellos conforman un universo de magníficas piezas, destinadas a formar parte de las mejores colecciones.
Las antigüedades religiosas ocupan un lugar relevante en el coleccionismo de piezas de época. Además de su interés histórico, y cómo no, de su significado espiritual, estos objetos suelen tener fantásticos diseños que los convierten en piezas muy apreciadas. Por otra parte, las antigüedades religiosas están realizadas en muchos casos en materiales nobles y valiosos, como plata maciza, oro e incluso piedras preciosas. El atractivo de estos materiales y la magnífica factura que muestran los objetos convierte a estas antigüedades no solo en piezas de colección, sino también en artículos altamente estéticos y decorativos que cualquier amante del arte y la artesanía sabe apreciar.
Entre las antigüedades religiosas, la mayoría de las piezas de las que nos ocupamos corresponden a la religión católica. Esta rama del cristianismo destaca por un intenso uso del ritual y la ornamentación; por esta razón, desde hace siglos el catolicismo ha generado innumerables obras de primer orden creadas por los mejores artistas y artesanos. Desde los impresionantes cálices de plata empleados en el ritual eclesiástico, hasta las obras realizadas por pintores de la talla de Tiziano o Velázquez, la profusión de antigüedades religiosas de gran valor que existe hoy día es realmente inabarcable.
También existe un importante campo de antigüedades religiosas procedentes de cultos ajenos al cristianismo. Podemos encontrar bellas estatuas dedicadas a Siddharta Gautama (Buda), que destacan por su espiritualidad y su atención al detalle; figuras centenarias relacionadas con la religión hindú, como por ejemplo imágenes del dios Ganesha (deidad con cabeza de elefante relacionada con la sabiduría); medallas de jade o bronce con relieves sintoístas, procedentes de Japón… Todo tipo de delicados artículos dotados de un profundo significado espiritual.
Tipos de antigüedades religiosas
En el vasto campo de las antigüedades religiosas (especialmente en lo que concierne a la religión católica), encontramos piezas distintas con funciones muy diferentes. Desde artículos puramente ornamentales destinados a decorar iglesias, casas, capillas, sacristías u otros espacios, hasta objetos de uso funcional que forman parte de los rituales eclesiásticos o sirven para guardar o determinadas piezas, existe una gran variedad de tipologías. Las más destacables serían:
Las antigüedades religiosas conforman un campo tan amplio como interesante, perfecto para amantes de las piezas de época que conjugan belleza, sentimiento y antigüedad. Este tipo de artículos dan lugar a maravillosas colecciones, tan variadas como únicas.
Invertir en obras de arte es una de las tendencias más pujantes en el mundo del coleccionismo. Las obras de arte suman dos grandes atractivos: su interés plástico e histórico y su valor intrínseco, que hoy se revela sólido y fiable. Permiten embellecer las casas y los espacios con obras realizadas por magníficos maestros, piezas únicas e irrepetibles que muchas veces esconden un pasado fascinante. Y al mismo tiempo, constituyen activos físicos y estables cuyo valor se suele revisar siempre al alza.
Actualmente, son muchos los expertos que aconsejan invertir en arte o pintura. Las obras de arte, tanto antiguas como contemporáneas, han pasado de ser objetos “de lujo” al alcance tan solo de un sector especializado, a convertirse en una opción al alcance de muchas personas. Las redes sociales, las ferias de arte y coleccionismo y la posibilidad de comprar vía internet ofrecen muchísima información, permitiendo escoger las piezas que más nos interesen y que mejores garantías ofrezcan.
Una colección de obras de arte es una inversión fuerte y fiable, sobre todo a largo plazo. Y también constituye una pasión fascinante, que para muchos coleccionistas termina siendo su auténtica vocación. Hay pocas cosas que igualen la emoción que genera buscar, localizar y adquirir obras de determinados artistas, épocas o estilos: es una actividad llena de satisfacciones.
Las opciones a la hora de invertir en arte o pintura son muchísimas. Lo más habitual es inclinarse por la pintura, probablemente el arte plástico más popular. Las razones son obvias: la oferta es muy amplia, los cuadros son fáciles de exponer y colocar, y las piezas son muy hermosas. Por otra parte, las obras de arte más cotizadas de la historia son pinturas, tanto antiguas como modernas. La pieza que mayor valor ha alcanzado en una subasta a día de hoy es un lienzo de Leonardo da Vinci de temática religiosa, ‘Salvator Mundi’, subastada en 2017 por 450 millones de dólares. Le sigue una pintura del expresionista americano Willem de Kooning, ‘Interchange’, que se vendió por 300 millones. Por tanto, podemos deducir que en el mercado del arte actual la pintura es la reina y que el arte antiguo y moderno se cotizan en términos muy similares.
Pero invertir en pintura no es la única opción para el coleccionista amante del arte. La escultura, el grabado y el dibujo son también excelentes opciones, con precios muchas veces más asequibles. Y no podemos olvidar las artes aplicadas a la artesanía y la decoración, que muchas veces dan lugar a piezas de altísimo nivel: cerámica y porcelana, orfebrería y platería, tapices[U1] … Realizadas de forma artesanal por auténticos artistas, son también objeto de deseo para un gran número de amantes de la belleza y la historia. En materia de precios, lo más interesante es la amplia horquilla de opciones que existen. No hay que invertir millones de dólares en una pintura de fama mundial para disfrutar del coleccionismo de arte y adquirir activos seguros. Hoy existe la opción de adquirir óleos originales de los siglos XVII y XVIII, por ejemplo, con precios que rondan los 1.000 euros[U2] . Lo mismo sucede con artistas de renombre internacional: es posible adquirir litografías originales de Pablo Picasso firmadas a mano, por ejemplo, por un precio que ronda los 3.000 euros.
No es fácil enseñar a coleccionar arte; lo normal es que el coleccionista llegue a serlo por afición propia. Primero adquiere una obra y eso le lleva a buscar otras, a conocer a otros coleccionistas, a asistir a subastas y a ampliar sus conocimientos. Lo que sí está claro es que para coleccionar arte o pintura (antigua o moderna) es fundamental tener conocimientos sólidos sobre el tema. Saber qué características tienen las obras de nuestro interés, qué documentos deben acompañarlas para garantizar su calidad y su valor, qué legislación se aplica a su compraventa, qué comercios o casas, físicos u online, son los que ofrecen mejores garantías… Son aspectos básicos a la hora de acercarnos al coleccionismo de arte.
Antes de comenzar a invertir en arte a través del coleccionismo, lo más indicado es buscar asesoramiento profesional, visitar exposiciones y museos, acudir a las galerías de arte, asistir a conferencias y subasta y mantenerse informado a través de fuentes fiables. Son actividades indispensables para de desarrollar el gusto y la intuición, imprescindibles a la hora de localizar piezas interesantes y de calidad.
Sin duda, coleccionar arte o pintura es una de las aficiones más increíbles y satisfactorias que se pueden desarrollar. Y no solo es un placer para nuestros propios sentidos, sino que además contribuye a conservar el patrimonio artístico y cultural que nos rodea.
Coleccionar joyas antiguas es una afición que tiene dos vertientes. Por un lado, es todo un placer buscar, encontrar y hacerse con las piezas más bellas y especiales para incluirlas en nuestras colecciones. Y por otro, las joyas de calidad son siempre una magnífica inversión que aumenta de valor con el paso del tiempo. Los hermosos diseños y nobles materiales empleados en la confección de las piezas de joyería antigua hacen que sus diseños nunca pasen de moda, manteniéndose tan bellas y actuales como cuando fueron realizadas.
Breve historia de la joyería
La pasión por adornarse con materiales preciosos ha acompañado a hombres y mujeres desde los primeros tiempos de la Humanidad. En la prehistoria, cuando los metales todavía no se conocían los seres humanos se embellecían con joyas y adornos realizados con conchas de moluscos. Las primeras piezas de joyería conocidas proceden de Sudáfrica y están fechadas en la Edad de Piedra: esto significa que la pasión por las joyas acompaña al hombre desde hace 75.000-100.000 años. No fue hasta la Edad del Cobre (hace 7.000 años) cuando se fabricaron las primeras joyas de metal; pero en realidad, la auténtica pasión por la joyería nace en el Antiguo Egipto, cuando la ornamentación fabricada con metales nobles y piedras preciosas se utilizaba como forma de embellecimiento, símbolo de poder y parte del ajuar funerario.
Durante la Grecia Clásica el uso de las joyas se reservaba a las mujeres, quienes las usaban en ocasiones especiales (una costumbre que perdura hasta nuestros días). En cambio, en la Antigua Roma las joyas eran utilizadas tanto por hombres como por mujeres. En la Antigua Roma, los patricios ricos conservaban la costumbre etrusca de llevar un anillo de hierro que indicaba su estatus. En principio (año 321 a.C.), el anillo de oro (annulus aureus) estaba reservado solo a los nobles con puestos oficiales, pero con el paso del tiempo su uso se extendió a todos los estratos sociales. También existían anillos con sello para marcar documentos oficiales. Los anillos y broches para sujetar la ropa eran joyas muy apreciadas por los romanos, mientras que las mujeres usaban collares, brazaletes, colgantes y anillos.
A lo largo de la Edad Media se mantuvieron muchos de los diseños romanos; en estos siglos cabe destacar el uso de piedras preciosas y semipreciosas en broches, collares, coronas, anillos… Los camafeos también eran muy populares. Tras una época de expansión durante el Renacimiento, en el Primer Imperio Francés (época de Napoleón I) la joyería francesa experimentó un gran auge que se mantuvo durante el siglo XIX. En Estados Unidos surgió la firma Tiffany (1837), que compartió los primeros puestos mundiales con Cartier en Francia y Bulgari en Italia. Estas grandes firmas permanecen en nuestros días, compartiendo espacio con nuevos diseñadores que utilizan materiales como el acero y piedras más asequibles. De esta forma, hoy día la joyería es un lujo asequible que marca, sin duda, la diferencia.
Tipos de joyas antiguas
En la actualidad tenemos acceso a una gran variedad de joyas antiguas, procedentes de todo el mundo y fabricadas en oro, plata y platino. Existen magníficas piezas llenas de encanto y belleza: anillos, pulseras, broches, pendientes, collares, tiaras, colgantes, brazaletes… Estas piezas de joyería antigua despliegan todo su atractivo frente a las joyas de reciente fabricación, que no alcanzan en modo alguno su interés ni su personalidad. Porque las joyas antiguas son auténticos tesoros, dignos de reyes de antaño o de aquellas elegantes damas que brillaban en los salones de finales del siglo XIX.
La invención de la escritura constituye uno de los momentos estelares de la historia de la humanidad. A decir verdad, solo puede hablarse de Historia precisamente con la aparición de este recurso para codificar todo tipo de datos. Su origen hay que buscarlo en esa cuna de civilizaciones que fue el Oriente Fértil u Oriente Medio en general. Mesopotamia y Egipto fueron los primeros pueblos que comenzaron a dejar testimonios escritos mediante las escrituras cuneiforme y jeroglífica, respectivamente. Poco a poco, el invento fue popularizándose mediante el contacto con otras civilizaciones. Las grandes culturas clásicas, Grecia y Roma, expandieron la escritura por todo el Mediterráneo y buena parte de Europa. De hecho, los primeros grandes libros antiguos que se conservan están dedicados muchas veces a la transcripción de obras grecorromanas. Muy cerca de nosotros, en los monasterios europeos de la Alta Edad Media, los monjes desarrollaron una intensa labor copista que nos dejó innumerables incunables y otras recopilaciones de manuscritos antiguos.
En el s. XV, Europa se encontraba en los albores del Renacimiento y la pasión por aprender y redescubrir los grandes tesoros intelectuales del pasado ganaba adeptos por momentos. En 1440, el alemán Johannes Gutenberg presentó el invento que iba a cambiar nuevamente la manera en que se transmitía el saber. La imprenta reducía muy sustancialmente el tiempo necesario para copiar una obra escrita mediante un sistema de planchas metálicas con letras en relieve que permitía llenar tantas páginas como se desearan. Como no podría ser de otro modo, los pensadores clásicos fueron los primeros en beneficiarse de las posibilidades de esta máquina, multiplicando exponencialmente el número de copias disponibles de cada obra. La escritura manuscrita no acabaría aquí pero el libro impreso se revelaría como un potente vehículo de difusión cultural en las décadas siguientes. Por ejemplo, el éxito de la Reforma protestante iniciada en 1517 no es comprensible sin la publicación de numerosos libros impresos a cargo de los precursores y impulsores de este movimiento. Además de estas controversias religiosas, la imprenta permitiría por fin hablar de una literatura universal, con la difusión de obras de todas las épocas y el decisivo impulso a la publicación de nuevos libros.
El coleccionismo de libros antiguos no es una novedad de nuestros días. A lo largo de los siglos, reyes, nobles, clérigos y personajes de todo tipo acumularon inmensas bibliotecas como principal patrimonio. En nuestra sección correspondiente a estas singulares piezas, es posible encontrar tres grandes categorías:
Las fotografías antiguas despiertan una fascinación solo equiparable a las primeras películas, filmadas por los pioneros del cine. El descubrimiento de las técnicas fotográficas se puede calificar como un enorme avance, tanto para la historia (por su capacidad de inmortalizar momentos históricos) como para el arte y la sociedad. Desde los primeros fotogramas, impresos directamente sobre soportes emulsionados, hasta las fotografías digitales que guardamos en nuestros teléfonos móviles, las fotos antiguas han evolucionado a increíble velocidad desde sus orígenes hasta nuestros días.
Historia de la fotografía
Las primeras fotografías antiguas fueron en realidad fotogramas impresos sobre láminas de cuero. Para realizarlos se colocaba un objeto (una hoja, un insecto, etc.) sobre el soporte emulsionado y se exponía a la luz, logrando una silueta impresa en tamaño real. Sin embargo, los auténticos orígenes de la fotografía se establecen en 1938, cuando Louis Daguerre logra imprimir imágenes de escenas sobre superficies de cobre plateado o plata pulida emulsionadas. Al mismo tiempo, el descubrimiento de la visión estereoscópica por parte de Sir Charles Wheatstone inició el desarrollo de la fotografía estereoscópica. Siguiendo el proceso de impresión comenzado por Daguerre, en 1851 Sir David Brewster perfeccionó y comercializó las cámaras que generaban placas estereoscópicas sobre cristal. Para visualizarlas en tres dimensiones se empleaban estereoscopios. Entre tanto, 1841 William Fox Talbot inventa el calotipo, que es considerado precursor de la fotografía moderna con sistema positivo-negativo.
Durante la segunda mitad del siglo XIX predominan las fotografías y copias sobre papel albuminado; las primeras fotografías con color añadido fueron realizadas por James Clerk Maxwell en 1861. A finales del siglo XIX aparece la primera película fotográfica, comercializada por Kodak; alrededor de 30 años después salieron al mercado las primeras diapositvas. Los años 40 viven el esplendor del fotoperiodismo, la fotografía de guerra y la fotografía artística. En pocos años se lanza también la Polaroid, cámara que fotografía y revela imágenes en el mismo instante. Durante la segunda mitad del siglo XX los procesos fotográficos continúan evolucionando hasta la llegada de la fotografía digital, una auténtica revolución que ha transformado por completo el campo de la fotografía moderna.
Tipos de fotografías antiguas
Dentro de las fotos antiguas que podemos encontrar a la venta, hay distintos tipos de gran interés para el coleccionista. Podemos destacar los siguientes:
Dagerrotipos. Imágenes en blanco y negro impresas sobre metal emulsionado, realizadas durante la primera mitad del siglo XIX. La emulsión era una aleación de mercurio y plata, expuesta a vapores de yodo para hacerla fotosensible. Tras su exposición a la luz, la imagen era revelada posteriormente con vapores de mercurio.
Ferrotipo. Proceso fotográfico inventado por Adolphe-Alexandre Martín en 1853, que consiste en realizar una imagen en positivo sobre una hoja de metal ennegrecido con una emulsión de colodión.
Ambrotipos. Los ambrotipos son fotografías antiguas sobre placas de vidrio, que al igual que los ferrotipos llevaban emulsión de colodión. Fueron muy populares a mediados del siglo XIX.
Calotipo. Los calotipos son los auténticos predecesores de las fotografías modernas. Se realizaban sobre papel emulsionado que daba origen a una imagen en negativo. A partir de la primera imagen se podían realizar innumerables copias. El coste económico era mucho menor, ya que en lugar de metal el soporte era de papel.
Fotos a la albúmina. Estas fotografías se positivaban sobre papel albuminado (con una emulsión fotosensible a base de clara de huevo). Esta técnica daba lugar a fotografías de gran calidad y detalle que se revelaban mediante viraje al oro. Diseñado por Blanquart Edvard en 1850, este tipo de papel fue el soporte fotográfico más popular para realizar copias entre las décadas de los 60 y 90 del siglo XIX.
Coleccionar fotografías antiguas es una afición que cada vez tiene más adeptos. El indefinible encanto de estos objetos y su capacidad para retener en el tiempo momentos fugaces los convierte en piezas de enorme poder evocador.
Las antigüedades de plata y los objetos realizados en plata antigua son piezas muy cotizadas y buscadas por coleccionistas interesados en los metales nobles. En España, el trabajo de la plata experimentó un gran auge a partir del Descubrimiento de América. Las grandes cantidades de plata y oro que llegaban del Nuevo Mundo generaron una industria de orfebrería muy importante, que hizo que el oficio de platero alcanzara altas cotas de perfección y detalle. Por otra parte, la fuerte influencia de la iglesia católica motivó la creación de magníficas antigüedades de plata, dando lugar a un gran número de hermosos objetos diseñados para usos litúrgicos, rituales y ornamentales.
Entre las piezas de plata antigua de nuestra colección contamos con todo tipo de artículos, en su mayor parte contrastados y con fantásticas decoraciones, fechados hasta los años 40 del siglo XX. También podemos destacar algunas piezas de metal plateado, que conservan su atractivo íntegro hasta nuestros días.
Breve historia de la orfebrería y la platería
La orfebrería es el arte de manipular metales preciosos (oro, plata y platino) para crear joyas y objetos decorativos. La platería es la parte de la orfebrería que se dedica exclusivamente al trabajo en plata y metal plateado. La orfebrería antigua tiene sus raíces en el periodo Neolítico (6.000 – 3.000 a.C.), cuando se empiezan a fabricar adornos y piezas de cobre y bronce. Los metales preciosos como el oro y la plata empiezan a ser utilizados por los asirios y los persas, que los empleaban para elaborar todo tipo de objetos funcionales (vajillas, recipientes…) y como ornamentación de carruajes, monturas, muebles, etc. Estos objetos estaban destinados a personalidades importantes, como reyes y nobles. El Antiguo Egipto desarrolló también la orfebrería gracias a la afluencia de oro llegada de las minas de Nubia. En otros ámbitos, la cultura celta también destacó por la habilidad de sus orfebres en el trabajo del oro y la plata antigua.
Con respecto a las antigüedades de plata, las primeras piezas conocidas son dos rollos de plata con una bendición sacerdotal encontradas en una sepultura de Jerusalén. Están fechados alrededor del año 600 a.C. A lo largo de la antigüedad clásica (Grecia y Roma), la orfebrería y la platería se desarrollaron conjuntamente; ya en la Edad Media se estableció una separación entre ambas. Durante esta época las antigüedades de plata adquieren sobre todo un sentido religioso, con una gran producción de objetos para la iglesia católica. En el Renacimiento surge una nueva tendencia de inspiración profana: los plateros se dedican a crear vajillas, jarrones, trípticos, puños de armas blancas y todo tipo de objetos con ornamentación vegetal, sobre todo de estilo clásico. En la época barroca prosigue esta tendencia, haciéndose cada vez más compleja y caprichosa (sobre todo en Francia).
En el siglo XIX las artes decorativas siguen dos vías: por un lado encontramos el estilo neoclásico, de inspiración griega y romana; y por otro se encuentra el estilo romántico, libre e inspirado en leyendas, romances y mitos. La orfebrería y la platería no son ajenas a estas tendencias y las reproducen en sus piezas. En el siglo XX, las piezas de plata antigua realizadas hasta los años 40 adoptan en muchos casos tintes neogóticos, modernistas o de inspiración art déco. Es una época de esplendor para todo tipo de piezas de plata antigua: cálices, relieves, relojes de bolsillo, juegos de té o café, cuberterías…
Las antigüedades de plata brillan sobre aparadores, en antiguas vitrinas o como parte de las mejores colecciones de arte religioso o artes decorativas. Su atractivo no merma con los años, sino que adquiere nuevos matices: las piezas de plata antigua añaden belleza y personalidad a todos los ambientes.
Los relojes antiguos son una auténtica pasión para cientos de miles de coleccionistas. Estos aparatos combinan en su diseño todas las cualidades que se le suponen a las antigüedades de primer orden: décadas de historia, funcionalidad, belleza y encanto. Por el enorme interés que despiertan sus intrincados mecanismos y el hecho de que la mayoría funcionan tan bien como cuando fueron construidos, son artículos de gran valor que siguen ayudándonos a medir el tiempo con precisión. Desde los primeros modelos de sol hasta los diseños atómicos del siglo XXI, los relojes en general (y los relojes antiguos en particular) se han convertido en objeto de deseo para los amantes de los dispositivos mecánicos de época.
La medición del tiempo y los relojes: breve historia
Desde los inicios de la Humanidad, el ser humano ha sentido la necesidad de medir el tiempo. Existen indicios de que los majestuosos cromlechs, menhires y alineamientos megalíticos que salpican la geografía europea realizaban funciones relacionadas con el sol y los astros, pudiéndose considerar el origen de los relojes de sol. Sin embargo, no fue hasta el año 1.000-1.300 a.C. cuando la civilización egipcia creó el primer reloj de sol conocido. Estos modelos se hicieron muy populares por su sencillo e ingenioso diseño: una simple barra clavada en una placa donde un cuadrante indica las horas, que son señaladas por la sombra. La fiabilidad de sistema hizo que se emplease hasta el siglo XVIII para calibrar los relojes mecánicos. Los relojes de agua (vasijas con un agujero por el que se filtraba el líquido, cuyo nivel marcaba el paso del tiempo) también aparecieron en Egipto, pero fue la civilización griega la que crearía la primera clepsidra: un gran reloj de agua de funcionamiento más complejo. A lo largo de los siglos se siguieron desarrollando distintos tipos de relojes antiguos, como los de aceite (entonces conocidos como relojes de bujía) o los de arena.
A finales del siglo XII aparece una invención que cambiaría por completo la forma de medir el tiempo. Se trata del reloj mecánico, que funcionaba mediante un sistema de pesas colocadas en una barra que iba descendiendo por un eje dentado. Un sistema regulaba el descenso de las pesas para ralentizar su bajada. A este primer diseño se le denominó “mecanismo de escape”. En el siglo XVI Galileo Galilei publicó su célebre estudio sobre el mecanismo de péndulo, que motivó que Christian Huygens construyera el primer reloj de péndulo conocido. A partir de este momento se diseñaron mecanismos cada vez más precisos y fiables, con magníficos diseños presentes en todos los campos: arquitectura, moda, decoración… Ya en el siglo XIX, Alexander Bain diseña y construye el primer reloj eléctrico. A lo largo de la primera mitad del siglo XX, el mecanismo de los relojes evoluciona de forma vertiginosa hasta la aparición del reloj atómico en 1946. Su margen de error de 1 segundo cada 300 años lo convierte en el reloj más preciso construido hasta hoy.
Tipos de relojes antiguos
El coleccionista de relojes antiguos tiene ante sí un campo vasto y fascinante, lleno de posibilidades. Durante los últimos siglos se han fabricado relojes de todo tipo, desde los más complejos y valiosos hasta los diseños más simples y fiables. Estos son algunos de los más populares:
Relojes mecánicos antiguos. Son los más conocidos, comprendiendo modelos de bolsillo, de sobremesa, de pared, de pulsera, tipo grandfather… El mecanismo puede funcionar a cuerda o con pesas, con péndulo o con escape, etc. Una de las cualidades más interesantes de los relojes mecánicos antiguos es que suelen ser fáciles de reparar por parte de relojeros profesionales, volviendo a la vida para medir el tiempo con total precisión.
Relojes de bolsillo antiguos. De gran elegancia e intenso poder evocador, los relojes de bolsillo forman parte de grandes colecciones a lo largo del mundo. Su origen se establece en Francia a mediados del siglo XV.
Relojes de pulsera antiguos. Fueron la evolución lógica del reloj de bolsillo hacia un diseño más práctico y funcional. El primer reloj de pulsera conocido lo fabricó Abraham L. Breguet en 1812 como regalo para Carolina Bonaparte, hermana de Napoleón I.
Relojes de aceite antiguos. Conocidos también como “relojes silenciosos”, son una evolución del reloj de bujía inventado en el siglo IX. Se hicieron muy populares en el siglo XIX, sobre todo en aquellos hogares donde no podían permitirse comprar un reloj mecánico.
Relojes de arena antiguos. Los relojes de arena siguen siendo objeto de interés por parte de muchos coleccionistas por su sencillo e ingenioso funcionamiento. El más famoso de todos es probablemente el empleado por Cristóbal Colón en su travesía hacia el Nuevo Mundo, que tenía una altura de 1,50 metros.
Precisos, fiables y bellos, los relojes antiguos siguen midiendo el tiempo con admirable precisión. La gran variedad de mecanismos y diseños que muestran estas piezas de época convierte su búsqueda y coleccionismo en una afición que se mantiene de por vida.
Todos los objetos antiguos que no entran en el resto de las categorías. Muebles, licoreras, bronces, cajitas, escribanías, etc.
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