Desde antiguo, el ser humano, gracias a su naturaleza curiosa por excelencia, se ha preguntado por el origen de las cosas más nimias. El ansia de conocimiento dio paso, siglo tras siglo y en diferentes civilizaciones, a complejos estudios y ensayos para probar diferentes teorías empleando instrumentos científic...
Desde antiguo, el ser humano, gracias a su naturaleza curiosa por excelencia, se ha preguntado por el origen de las cosas más nimias. El ansia de conocimiento dio paso, siglo tras siglo y en diferentes civilizaciones, a complejos estudios y ensayos para probar diferentes teorías empleando instrumentos científicos y cálculos. Con la aparición del método científico y su popularización de la mano de filósofos y científicos, se establecieron unos pasos a seguir para la afirmación de diferentes teorías: observación, formulación de hipótesis y experimentación. Gracias a la inventiva del ser humano, se fueron creando por necesidad diferentes herramientas de estudio que facilitaron el trabajo tanto a científicos como a docentes. Estos instrumentos de estudio son clasificados actualmente como preciadas antiguedades cientificas, testigos de victorias y derrotas en el ámbito del estudio científico.
Si hay un tipo de antigüedades fascinantes son precisamente las antiguedades cientificas. Aparatos alumbrados por mentes extraordinarias que han permitido el desarrollo de la de la humanidad y nos han procurado unos estándares de vida envidiables. Las antiguedades cientificas constituyen de todas todas los objetos más codiciados por los estudiosos porque ayudan a contar un relato ordenado y coherente sobre el progreso científico. Los objetos aquí expuestos representan la punta de lanza de un momento concreto de la historia, además de gritarnos nuestros aciertos y susurrarnos nuestros errores.
Para los amantes de las antiguedades cientificas tenemos diferentes herramientas de carácter científico y educativo de varias épocas diferentes. Estas herramientas son perfectas para completar su colección de antigüedades o para saciar su curiosidad como amante de la ciencia y conocer los instrumentos que emplearon nuestros antepasados para sumergirse en este fascinante mundo.
Podrá encontrar todas nuestras antigüedades científicas clasificadas en diferentes categorías para poder encontrar aquellas que más le interesen:
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El afán de sabiduría del ser humano no tiene límites. De la misma manera que sintió la necesidad de observar cuerpos lejanos, su infinita curiosidad le llevó a desarrollar el microscopio para percibir objetos minúsculos. Desde la invención de aquellos microscopios antiguos han pasado más de 400 años.
En el siglo XIII, el italiano Salvino D´Armato creó los anteojos, pero la invención del microscopio se atribuye a Zacharias Janssen, un fabricante de anteojos que, en 1590, creó el primer microscopio compuesto. En 1665, el científico inglés, Robert Hooke publicó “Micrographia” donde describía sus su experiencia con la microscopia. Usó por primera la palabra células. Anton van Leeuwenhoek era un comerciante neerlandés con habilidades para construir microscopios. Con ellos observó en 1673, por primera vez, glóbulos rojos y espermatozoides. Hallazgos como éste le convierten en el “padre de la microbiología”.
En el siglo XVIII y XIX, surgieron distintas firmas en Europa y Estados Unidos destinadas a comercializar este producto. Algunas continúan vigentes en la actualidad. Entre las más famosas se encuentra la marca de Ernst Leitz, que se convirtió en una de compañías ópticas punteras en el siglo XIX en Alemania. Más tarde pasó a llamarse Leica. También en Alemania, Carl Zeiss empezó su producción en 1847.
Los microscopios que inventó eran muy precisos y de gran calidad. Hoy en día es una de las empresas líderes en microscopia. Carl Friedrich Wilhelm Reichter fundó en 1876 en Viena su propia empresa; allí inventó un microscopio modular y versátil. El óptico francés Camille Sebastien Nachet diseñó modelos que le daban mucha importancia a la estética. Este tipo de microscopios fueron utilizados por Pasteur y Cajal. La empresa de Richard Beck fue primero conocida como Smith&Beck hasta que se incorporó su hermano James.
La firma inglesa construyó objetivos de excelente calidad. William Watson fundó la compañía en 1837 en Londres. Su hijo Thomas extendió el negocio fabricando equipos fotográficos. Thomas Ross era hijo de Andrew Ross, miembro fundador de la Sociedad del Microscopio en Londres en 1839. Fue uno de los mejores fabricantes en la Inglaterra victoriana. Henry Crouch fue uno de los fabricantes de microscopios ingleses que más exportaba a Estados Unidos después de una demostración impresionante en una feria en 1876 en Filadelfia. La sociedad Bausch &Lomb fue fundada en Estados Unidos por dos inmigrantes alemanes. Empezaron fabricando gafas. En 1874 empezaron a construir microscopios compuestos.
Y estas son solamente unas pocas, aunque quizás las más famosas.
A lo largo de los años se crearon varios tipos de microscopios según el propósito que existiera detrás: principalmente existen dos grandes grupos, microscopios simples y microscopios compuestos.
Algunas de estas joyas para coleccionistas tienen más de doscientos años detrás y una belleza muy especial. Los microscopios antiguos son, además, testigos del paso del tiempo y el avance de la humanidad. Cualquier colección de miscroscopios brillará por sí sola.
La historia de la medicina es la historia de la humanidad. Desde los comienzos, el hombre ha creado e ideado instrumental médico para sanar y aliviar las enfermedades de sus congéneres. Los antiguos textos griegos y romanos ya nos hablan de un instrumental médico para cirugía muy similar al que se utilizó durante los siglos venideros. Incluso, si retrocedemos más atrás en el tiempo, encontramos evidencias de trepanaciones, realizadas algunas con éxito, en restos de homínidos hallados en yacimientos arqueológicos. A pesar de que el instrumental médico ha sido perfeccionado gracias a los avances técnicos, resulta sorprendente cómo lo más básico conserva la estructura original.
Las antigüedades médicas y las antigüedades de farmacia producen una increíble fascinación, no sólo por su interés científico e histórico sino porque en él está contenido la lucha implícita del hombre contra las enfermedades. Adentrarse en el coleccionismo de antigüedades médicas y antigüedades de farmacia es atesorar un poco de ese misterio. En esta sección se encuentran piezas de una gran calidad, belleza y autenticidad; una oportunidad para comenzar o ampliar una colección que perdurará en el tiempo; o bien, agasajar a un familiar o amigo con un elegante y distinguido regalo.
En esta sección se pueden encontrar asombrosas y raras antigüedades medicas y de farmacia ante las que resulta imposible no maravillarse como:
- Instrumental médico como antiguos estuches de campaña, datados en el siglo XIX con todo lo necesario para realizar intervenciones quirúrgicas en el campo de batalla; instrumental para trepanaciones; estuche para autopsias de principios del siglo XX o un aparato de electromedicina de 1900 con su panel de mandos y dispositivos originales.
- Antigüedades para farmacia entre los que podemos encontrar raros y fascinantes botiquines de madera del siglo XIX, delicadas balanzas de precisión en perfecto uso o curiosos y fascinantes frascos de principios de siglo con productos farmacéuticos en su interior.
- Instrumental para dentistas como un curioso y elegante torno a pedales de hierro fundido de 1900 o un estuche de madera con todo lo necesario para un dentista ambulante datado a principios del siglo XX.
- Otro tipo de antigüedades: Piezas de gran belleza como una antigua prensa original de la época victoriana para elaborar píldoras, interesante y decorativa, cuenta con sus engranajes originales y accesorios como boquillas y émbolos. Instrumentos para realizar sangrías como un escarificador del siglo XIX realizado en Alemania, digno de estar expuesto en un museo.
La fascinación y el interés aumenta a medida que nos adentramos en este recorrido por las antigüedades médicas y antigüedades de farmacia. Una apasionante faceta del coleccionismo que supone una inversión muy gratificante.
La topografía, en cuanto ciencia que estudia los principios y procedimientos asociados a la representación gráfica de la superficie terrestre, tiene una historia que se remonta a épocas pretéritas. Ya los antiguos romanos, para construir sus canales y acueductos, utilizaron aparatos topográficos con los que realizar el nivelado, como la llamada dioptra, un instrumento de nivelación predecesor del actual teodolito. La primera escuadra fue asimismo construida por el ingeniero romano Vitruvio, sirviéndose para ello de los fundamentos del teorema de Pitágoras. Más adelante, la civilización árabe desarrolló el astrolabio, al tiempo que se difundía el uso de la brújula.
Entre finales del siglo XVI y comienzos del XVII se producen importantes avances, como la introducción del teodolito-brújula o la aparición de la cadena de agrimensor, hasta que en 1720 se perfecciona por Jonathan Sisson el primer teodolito propiamente dicho, el cual contaba con cuatro tornillos niveladores. Estos teodolitos antiguos coinciden con la aparición también en el siglo XVIII de los primeros goniómetros. En el siglo XIX aparecen los telémetros de imagen partida y a comienzos del XX la estadía de invar o mira horizontal. En 1936 se fabricó en la antigua Unión Soviética el primer distanciómetro, que a lo largo del siglo XX fueron evolucionando hacia el distanciómetro de microondas y el de láser. Así las cosas, una gran parte de los aparatos topográficos antiguos que pueden encontrarse hoy en día proceden precisamente de los siglos XVIII, XIX y XX.
Los topógrafos y demás profesionales de la construcción (ingenieros, arquitectos, aparejadores…), así como todos aquellos que deseen comenzar o ampliar una colección sobre antigüedades topográficas, niveles topográficos antiguos o aparatos de ingeniería antiguos, no deben dejar de visitar esta fascinante sección sobre Antigüedades Topográficas y de Ingeniería, donde hallará todo tipo de antigüedades relacionadas con la topografía e ingeniería de cualquier rama. Se trata de aparatos topográficos antiguos que se hallan en perfecto estado de conservación y funcionamiento, conservando todas sus piezas originales de época en óptimas condiciones de uso.
En esta fascinante sección podrán los interesados encontrar cualquier clase de aparato topográfico antiguo, destacando entre otros los siguientes:
- Teodolitos antiguos. Son instrumentos de medición de naturaleza mecánica-óptica con los que medir diversos tipos de ángulos (verticales y horizontales) con una elevada precisión.
- Niveles topográficos antiguos. Su objetivo principal es medir desniveles entre puntos ubicados a diferentes alturas.
- Grafómetros antiguos. Es un instrumento utilizado para la medición de ángulos en trabajos de topografía.
- Pantógrafos antiguos. Se utiliza sobre todo para copiar, aumentar o reducir dibujos de forma mecánica.
- Inclinómetros antiguos. Se usa para medir la inclinación de un plano con respecto a la superficie terrestre.
La alquimia, tenida hoy como práctica seudocientífica, se considera precursora de las ciencias modernas, tanto por los procedimientos como por los instrumentos empleados. Su presencia se extiende a lo largo de 2.500 años, desde la Mesopotamia Antigua hasta la Europa del siglo XVIII, cuando fue descalificada como ciencia. Un siglo antes, en el XVII, había nacido, con Galileo Galilei, la ciencia moderna y habían comenzado a inventarse, con el telescopio y el binóculo, los instrumentos de laboratorio que habrían de servir a los fines del método científico.
Galileo, bajo inspiración copernicana, afianzó la práctica de la experimentación en las ciencias al recoger, medir, observar, comparar y verificar variables e hipótesis. Francis Bacon y Johannes Kepler habían señalado el camino.
Con la invención del espectroscopio a principios del siglo XIX, Fraunhofer dio el paso decisivo para medir la longitud de onda de la luz. El espectroscopio antiguo se usaba solamente para observar un espectro. Con el moderno se obtiene el espectro a observar. Fuera de eso, entre el espectroscopio antiguo y el de la actualidad no hay diferencia.
Siguiendo en el campo de las investigaciones sobre la luz, gracias a la invención de los prismas por William Nicol se inventó, todavía en el siglo XIX, el polarímetro, que se vale de la luz polarizada para medir el poder rotatorio de los cuerpos. A diferencia del polarímetro antiguo, que se manipulaba manualmente, el de hoy en día es capaz de hacer mediciones automáticas. El polarímetro antiguo requería tiempo de manipulación; el de la actualidad arroja resultados en un segundo, gracias al desarrollo de la electricidad y de las tecnologías computacionales.
El sacarímetro, otro invento del siglo XIX, muestra el interés de la Física en la búsqueda de la precisión. Este aparato, con el que se determina la proporción de azúcar que contiene un líquido, revela el servicio de la ciencia a la industria. El comercio del azúcar experimentó una enorme expansión durante esa centuria. Empleado también en enología, este instrumento irlandés de medición evolucionó del uso óptico al digital.
Vínculo entre Historia y Ciencia, los instrumentos de laboratorio son una muestra de la creatividad y del ingenio del ser humano. Sorprende la simplicidad de los principios en los que se basa su invención y la magnitud de los resultados. El simple barómetro inventado por Torricelli a mediados del siglo XVII midió por primera vez la presión atmosférica.
Pasado el tiempo, si prevalecen, instrumentos tan útiles al ser humano se convierten, como es natural, en antigüedades de laboratorio y adquieren un valor distinto. Ahora son antigüedades. Piezas preciosas para el coleccionista, para el amante de la ciencia y observador de la historia.
Protagonistas silentes de su tiempo, he aquí a estas antigüedades de laboratorio convertidas en testigos, también silentes, de otros tiempos que de algún modo se forjaron con su ayuda. De ahí el estímulo de adquirir estas piezas.
Además de los espectroscopios antiguos, los polarímetros antiguos y los sacarímetros antiguos, los coleccionistas que visitan esta página en busca de antigüedades de laboratorio valoran los aparatos para demostraciones físicas y otros aparatos de experimentación y enseñanza de las ciencias. Y, por supuesto, el imprescindible material de laboratorio, tales como tubos de ensayo, probetas, alcoholímetros, densímetros, balanzas, vasos y otros.
Si bien existen abundantes pruebas de que en el mundo antiguo ya se utilizaban instrumentos ópticos, como la famosa lente de cristal de roca del faraón Semempses con 5000 años de antigüedad, la primera lente moderna data del siglo XVI, cuando el alemán Lippershey intentó patentar sus cristales. A partir de aquí, Galileo perfecciona el invento creando telescopios de hasta treinta aumentos. De esta creativa época datan también el primer microscopio y los primeros catalejos de tubo corredizo. Poco después vendrían los anteojos tal como los conocemos, las lentillas de contacto y el estereoscopio, progresos que dejaron atrás una serie de antigüedades ópticas de gran valor histórico.
Si eres amante de las antiguedades, y en particular de los instrumentos ópticos antiguos, en esta sección encontrará ese telescopio antiguo que siempre ha querido y que puede ser el ejemplar ideal para iniciar su colección de antiguedades ópticas. También encontrará antiguos catalejos marinos o de campo, lupas antiguas y los estereoscopios más raros que pueda imaginar.
Las antigüedades científicas esconden en su interior toda la pasión por el saber del ser humano, así como su increíble ingenio a la hora de intentar abarcarlo. Dentro de este campo podemos encontrar todo tipo de piezas: desde fascinantes microscopios hasta material de laboratorio, así como magníficos instrumentos de ingeniería.
Pero son las antigüedades científicas más curiosas y especiales las que muchas veces, despiertan mayor admiración. Barómetros antiguos, termógrafos de época, raros barógrafos, curiosos anemómetros e instrumentos náuticos con misteriosas singladuras a sus espaldas conforman un universo muy especial, digno de las mejores novelas de ciencia y aventuras.
El ingenio de los inventores de la segunda mitad del siglo XIX se despliega en los barómetros antiguos y los barógrafos antiguos presentes en nuestras colecciones. El barómetro es un elemento que mide la presión atmosférica; forma parte del mecanismo del barógrafo, un instrumento que refleja dichas mediciones en bobinas de papel, de las cuales se obtienen datos para realizar las predicciones atmosféricas.
Los barómetros antiguos funcionan según el mecanismo inventado por Evangelista Torricelli en 1643, aunque el nombre definitivo de estos instrumentos les fue otorgado por Edme Mariote veintitrés años después. En cuanto a los barógrafos antiguos, su mecanismo se basa en el sistema diseñado por Alexander Cumming alrededor de 1760. Con este instrumento, Cunning afirmó realizar el primer registro de la historia mediante el uso de una célula aneroide.
Otras antigüedades científicas que despiertan nuestra curiosidad son los anemómetros antiguos. Estos fascinantes instrumentos, fundamentales en meteorología, se encargan de medir la velocidad del viento. Al parecer, los primeros anemómetros fueron inventados por la civilización maya (1200-1400 a.C.), donde se han encontrado signos del uso de instrumentos similares. Pero no es hasta 1450 cuando se construye el primer anemómetro tal y como lo conocemos. Fue diseñado por León Battista Alberti, humanista de referencia y figura esencial del Renacimiento italiano.
Los anemómetros antiguos que podemos encontrar hoy en las mejores colecciones están fabricados de acuerdo a su diseño original: un disco con un péndulo móvil que oscilaba accionado por el viento, con una escala que marcaba su intensidad. En la actualidad, es posible admirar anemómetros antiguos fabricados en el siglo XIX o a principios del siglo XX, con mecanismos más complejos que combinan un sistema de cazoletas o aspas con un dial o esfera numerada.
Las brújulas antiguas son piezas muy buscadas por los amantes de las antigüedades náuticas. La belleza del latón pulido, la mágica precisión de sus mecanismos y su estética de principios de siglo nos transportan tiempos pasados, cuando los viajes en barco duraban meses… Se cree que las primeras brújulas fueron inventadas en China en el siglo IX: su mecanismo, una aguja que flotaba sobre una vasija llena de agua, es similar al de la mayoría de las brújulas antiguas que se conservan en la actualidad.
Sin embargo, hay voces que sugieren que pudieron ser inventadas también en Europa de forma independiente: curiosamente, la aguja de las brújulas antiguas chinas apuntaba al sur, mientras que las brújulas antiguas europeas siempre señalan el norte. La invención de la brújula supuso un enorme avance, sobre todo para la navegación marítima, que hasta entonces se guiaba según la posición de los cuerpos celestes.
Nuestra colección de antigüedades científicas no solo se circunscribe a estos magníficos instrumentos. En ella es posible encontrar también termógrafos antiguos, curiosos relojes de sol con más de un siglo de antigüedad, colecciones de muestras o especímenes para microscopios que formaron parte de laboratorios de época… Todo el saber de los científicos de tiempos pasados, condensado en los aparatos más atractivos e ingeniosos de la antigüedad.
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