Preciosa talla china en madera maciza trabajada a mano y decorada con pintura dorada. Esta pieza fue realizada muy probablemente en los años 50 o 60 del siglo XX. Es de forma rectangular y se presenta enmarcada con moldura negra y dorada y un elegante paspartú de terciopelo rojo, que realza la suntuosidad y la belleza de la talla. El trabajo artesanal es realmente magnífico, con calados tallados en la madera de una finura excepcional, de un grosor casi equivalente al de un hilo o alambre. La talla está realizada con un profundo relieve que casi convierte a las figuras, la arquitectura y los árboles en esculturas exentas. Los rostros de las figuras son alegres y expresivos, configurando una escena pacífica y muy relajante. En la talla contemplamos las evoluciones de siete figuras en un pequeño edificio de arquitectura tradicional china, una estructura de madera tipo pagoda llena de celosías caladas y rodeada de vegetación. La estructura tiene dos pisos y a su derecha hay un árbol con grandes hojas alargadas. En el piso superior, dos figuras femeninas se inclinan para contemplar a un hombre que camina por el suelo, y que se dirige hacia otro grupo de mujeres, una más pequeña (posiblemente una niña o una sirvienta) y otra que porta un abanico. A la izquierda, la figura de otro hombre subido en una escalera contempla la escena. Sobre él, situado en lo que parece ser una gruesa rama del árbol, otro hombre con un abanico abierto parece reclamar la atención de las mujeres del piso superior de la construcción. En toda la escena se respira un ambiente relajado, con los personajes bailando o evolucionando con fluidez y alegría. El trabajo de talla está realizado con gran relieve, destacando detalles como las hojas del árbol, la parra de la derecha, las ondas y pliegues de los ropajes tradicionales que llevan las figuras, la delicada expresividad de los rostros y, sobre todo, el trabajo de las celosías de la construcción arquitectónica, una filigrana que constituye una auténtica obra de arte y que se encuentra perfectamente conservada. La pintura dorada que recubre toda la pieza está también en muy buen estado, sin desperfectos ni faltas y con una atractiva pátina que le da un encanto muy especial. Todo ello hace que esta talla sea una pieza de arte chino de primer orden, cuyo excelente trabajo artesanal se une a su belleza tradicional, y que puede ser la mejor adquisición para decorar una estancia o un rincón dedicado al arte y las antigüedades orientales. Medidas (con marco y paspartú): 335 mm ancho x 420 mm alto.