Preciosa talla en estuco policromado de principos del siglo XX, que nos presenta a la Virgen María con el Niño Jesús en brazos, luciendo una corona que la identifica como reina del cielo. La figura está trabajada con un marcado interés naturalista, determinando una figura movida y corpórea, alejada de las convenciones simbólicas que encontramos en representaciones anteriores. Presenta una corona rica, donde se intuyen piedras preciosas y oro rematadas con formas vegetales. El amplio manto de ampulosos pliegues está sujeto en el lado izquierdo que sostiene al niño, dando lugar a unas arrugas frontales de exquisita belleza. El velo que cubre la zona de la cabeza presenta una bella decoración floral intentando imitar una rica tela, y en el manto de color azul cobalto unas suaves líneas paralelas lo cubren por completo. La parte inferior del manto de nuevo aparece decorada con una cenefa corrida de flores doradas, que dotan de una mayor magnificencia a la figura. La pose de la Virgen, basada en el movimiento de brazos inundado el espacio, y el hecho de tener un pie adelantado a otro, marca un mayor naturalismo y dinamismo, asimilando a esta Virgen como mujer-madre y no como una Virgen-trono. Con la mano izquierda sostiene al niño y en la derecha sostiene lo que parece ser un cetro o bastón, que por desgracia aparece fracturado. El rostro, tanto de la Virgen como el del niño, es de rasgos suaves, basado más en el uso de la policromía que en formas pronunciadas. El gesto de la Virgen parece indicar la aceptación de su destino y la universalidad de su acto redentor, su voluntad de abrazar a todos los hombres. Mediante esta forma de presentar al Niño se alude de forma velada a su futuro sacrificio, evitando hacer hincapié en los aspectos cruentos o dramáticos que encontramos en otras tallas de la época. La Virgen no aparece sonriente sino tranquila, con la mirada dirigida hacia abajo, hacia el espectador. Mostrará con este gesto su pesar por los sufrimientos que le esperan a su hijo, aún casi un bebé, y entabla un diálogo con el fiel que busca conmover su ánimo, moverle a la compasión.Se trata de una bella pieza, que busca mostrar el naturalismo, presentado una Virgen amable y sencilla. Tanto por la disposición los ropajes y decoración de la corona, como por la forma de los pies encontramos en esta Virgen la influencia nórdica que constituye una alternativa claramente diferenciada respecto al modelo clasicista italiano usado habitualmente en este tipo de tallas. La figura se asienta sobre una base cuadrangular y adjunta además una bella ménsula de formas vegetales, que sirve para poder adosarla a la pared si se desea. La pieza tiene algunas faltas en la zona de la ménsula, y faltan algunas partes como el cetro o las manos del niño, pero es sin duda una Virgen de extremada belleza.Preciosa y decorativa pieza religiosa que no puede dejar escapar.Medidas: 92 x 32 cm (incluída la ménsula)