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Antiguo Cáliz y Patena en Plata Dorada con Medallones Religiosos, París 1819-1838

Majestuoso cáliz y patena en plata dorada, París 1819-1838, con rica decoración litúrgica y estuche original. Alta rareza por su tamaño.

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Antiguo Cáliz y Patena en Plata Dorada con Estuche Original, París, Francia 1819-1838

Este espléndido conjunto de cáliz y patena en plata dorada es una obra maestra de la orfebrería religiosa, fabricado en París entre 1819 y 1838. Con su altura imponente de más de 30 cm, este cáliz sobresale por su tamaño poco común, un atributo muy apreciado entre las piezas litúrgicas, que lo convierte en una joya particularmente codiciada. Cada aspecto de su diseño refleja un profundo simbolismo religioso y un altísimo nivel de habilidad artística.

La copa del cáliz está bellamente decorada con medallones que representan las Virtudes Teologales: Fe, Esperanza y Caridad, intercalados con motivos de espigas de trigo, racimos de uvas y juncos. Estos elementos simbólicos evocan el cuerpo y la sangre de Cristo en la Eucaristía, invitando a la reflexión y al recogimiento durante su uso. En la parte inferior de la copa, se aprecia una delicada decoración en relieve con pétalos, que añade un detalle ornamental refinado y contribuye a la elegancia general del cáliz sin restarle solemnidad.

La base del cáliz es, sin duda, una de las áreas de mayor interés y simbolismo. Aquí se encuentran tres medallones que representan escenas fundamentales de la vida de Jesús: la Crucifixión, el Bautismo y la Oración en el Huerto. La Crucifixión está detalladamente esculpida en el centro, mostrando a Jesús en la cruz, un potente recordatorio de su sacrificio. A un lado, la escena del Bautismo de Jesús por San Juan Bautista simboliza el inicio de su misión divina y la purificación espiritual; en el otro medallón, la Oración en el Huerto captura el momento de entrega y oración antes de la Pasión, en el que Jesús pide fortaleza a Dios.

Cada uno de estos medallones está rodeado por elaborados diseños de hojas de vid, espigas de trigo y otros elementos vegetales que refuerzan su conexión con el sacramento eucarístico. Los detalles finamente esculpidos en la base reflejan una gran destreza y precisión, otorgando a la pieza un valor estético adicional y permitiendo que estas escenas se aprecien como pequeñas obras de arte independientes. Estos símbolos no solo enriquecen el conjunto visual, sino que también refuerzan su importancia como objeto litúrgico.

El nudo del tallo, decorado con querubines en alto relieve, proporciona equilibrio visual y estructural al cáliz, a la vez que facilita un agarre firme durante las ceremonias. Este nudo no solo representa el amor y la pureza celestiales, sino que también añade un toque de dulzura y armonía a la pieza, suavizando su robustez general.

La patena, de líneas sobrias pero elegantes, exhibe una inscripción central "IHS" rodeada de un discreto motivo grabado de espinas. Además, se observa una cruz y un corazón con tres clavos, simbolizando el Sagrado Corazón de Jesús, lo cual refuerza su propósito sagrado y su conexión con el cáliz. Esta inscripción, abreviatura del nombre de Jesús, junto con los símbolos adicionales, añade una capa profunda de espiritualidad al conjunto.

Ambas piezas presentan contrastes de París, situados tanto en la base como en la copa del cáliz, lo que certifica su autenticidad y origen en la prestigiosa tradición orfebre francesa de principios del siglo XIX. Este cáliz y patena no solo son perfectos para ser reintroducidos en una iglesia o para el uso en una parroquia, sino que también constituyen una inversión significativa en arte sacro y un testimonio de devoción histórica.

Medidas: Cáliz: Altura 30.5 cm (12 in), Ancho de la Base 16 cm (6.3 in), Diámetro de la Copa 9 cm (3.54 in). Peso del cáliz: 582 gramos; Peso de la patena: 113 gramos, Diámetro de la patena: 15.7 cm (6.18 in). Peso total 695 gramos.

Historia de la Orfebrería Litúrgica en París:

Durante los siglos XVIII y XIX, París fue un centro de excelencia en la creación de orfebrería litúrgica, produciendo cálices, copones y otros objetos sagrados de gran belleza y simbolismo. Los orfebres parisinos lograron desarrollar un estilo único que combinaba la delicadeza de las formas barrocas con una precisión técnica ejemplar. En este contexto, la fabricación de cálices altos y elaborados como este era un verdadero desafío, ya que exigía no solo una habilidad artística para plasmar escenas religiosas en medallones, sino también un dominio de la fundición y el cincelado de la plata. Los contrastes parisinos en las piezas litúrgicas de esta época son reconocibles por sus distintivos sellos, utilizados tanto para certificar la pureza del metal como para identificar la autoría y procedencia de las piezas.

La orfebrería litúrgica de París de este periodo buscaba no solo la funcionalidad, sino también inspirar devoción a través de la belleza visual y la profundidad espiritual. Los motivos decorativos de espigas, vides y querubines representan temas eucarísticos y celestiales que invitan a la contemplación, recordando el propósito sagrado de estos objetos. Piezas como este cáliz y patena eran comisionadas por iglesias y catedrales, así como por clérigos que apreciaban la majestuosidad y el simbolismo en su servicio religioso. A lo largo del tiempo, la orfebrería parisina ha dejado un legado perdurable en el arte litúrgico, siendo piezas como este cáliz y patena un ejemplo sublime de esta tradición.

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