Este curioso y atractivo aparato es un soplador para chimenea, un artículo fabricado en el siglo XIX y que ha llegado a nosotros en muy buen estado de conservación y funcionamiento con un soplido realmente y asombrosamente potente. El soplador es de gran tamaño y constituye un objeto muy raro: lo habitual es que antiguamente, para avivar el fuego de las chimeneas se empleasen los clásicos fuelles. Es un objeto mecánico que funciona al accionar una manivela; basta con moverla para que el aire salga con fuerza por la boca del tubo de latón. El soplador está compuesto de varias piezas realizadas en hierro forjado, madera y latón dorado, todas ellas en excelentes condiciones. La base del artículo es de madera de caoba maciza y muestra una atractiva forma sinuosa, con curvas suaves. La madera está protegida por un delicado barniz satinado en muy buen estado. Esta pieza se alza sobre tres pequeñas patas redondas, también de madera. El cuerpo del soplador es de metal esmaltado en negro y latón dorado, y se une a la base mediante dos gruesos tornillos y dos herrajes. En uno de sus laterales se encuentra la manivela fabricada de hierro forjado y con empuñadura de madera; esta pieza va conectada a dos rodillos mediante sendas tiras de cuero, originales y bien conservadas. De la parte frontal del cuerpo del soplador surge un tubo de latón, por el cual el aire es enviado hacia el fuego cuando se hace funcionar el aparato. El tubo muestra una superficie lisa y brillante, y conserva el lacado protector original. El soplador se encuentra en funcionamiento y se puede emplear para avivar el fuego de la chimenea sin problemas. Este hecho y el precioso diseño antiguo que muestra el aparato, unidos a su buen estado de conservación, lo convierten en una pieza muy especial. Atractivo y con más de cien años a sus espaldas, este soplador mecánico llamará la atención en un salón con estilo. Medidas: Longitud: 63 cm. Alto: 23 cm.