Impresionante cuadro al óleo sobre tela, pintado por el artista belga Aimé Pez (1808-1849) en el año 1830 y en excelente estado de conservación. El cuadro refleja un episodio muy oscuro de la historia de España: su título, La Furia Española, remite al tristemente célebre Saqueo de Amberes que tuvo lugar en 1576. La pintura está realizada con notable talento, mostrando el trágico suceso mediante un inteligente uso del claroscuro, el color y la pincelada. El cuadro anticipa el estilo de la escuela impresionista, algunos de cuyos rasgos (libertad de trazo, colores irreales, inmediatez) aparecen claramente reflejados en el lienzo. El germen del Saqueo de Amberes radica en el descontento de las tropas españolas destinadas en Flandes, que llevaban dos años sin cobrar su salario y vivían del saqueo de las ciudades. El 4 de noviembre de 1576, los soldados de Flandes se sublevaron contra las tropas de ocupación y entraron en Amberes, sitiando el castillo en el que resistían los españoles al mando de Sancho Dávila. Otros destacamentos españoles acudieron a ayudar a Dávila y entraron en la ciudad. La ciudad fue incendiada por los flamencos, que fueron reprimidos por los españoles a pesar de su superioridad numérica; a continuación, Amberes fue saqueada por los españoles durante tres días y hubo miles de muertos. Las consecuencias fueron inmediatas: tan solo cuatro días después se firmó la Pacificación de Gante, que obligó a los soldados españoles a abandonar los Países Bajos. El cuadro refleja fielmente una escena que pudo haber tenido lugar en las calles de la ciudad belga. Llama poderosamente la atención el fantástico uso que el autor hace del contraste entre las luces y las sombras, creando un intenso foco de atención en el centro del cuadro, donde los ciudadanos resisten el ataque de los soldados. El instante es reflejado con dramatismo y crudeza, y con una gran atención al detalle. El fondo del cuadro muestra la influencia de grandes artistas de la época como William Turner, que llevaron la modernidad al arte pictórico del siglo XIX. La belleza de este cuadro y su gran antigüedad lo convierten en una obra de referencia, que sin duda será apreciada por los amantes del arte. Medidas: Ancho: 100 cm. Alto: 81 cm.