Decorativo Reloj de Sobremesa Francés con Guarnición Electrificada. 1850. Preciosa pieza compuesta por un reloj y dos candelabros electrificados de tres luces. Destaca el magnífico reloj asentado sobre un basamento cuadrangular en mármol blanco decorado con placas con decoración geométrica vegetal en bronce dorado. Esfera lacada blanca con numeración romana y agujas tipo luis XIV, orlada por una bella decoración vegetal y lazadas que remata con una cornisa formada por una antorcha y un haz de flechas unidos por una corona de rosas. La esfera está inmaculada sin ningún pelo ni kiko, totalmente perfecta, brillante e inmaculada. Maquinaria París de 8 días con sonería de horas y medias. El reloj central aparece acompañado por una hermosa escultura en calamina de Cupido, representado por un "putti" de bella factura que sostiene un arco y se toca la cabeza de manera jugetona. La guarnición formada por dos candelabros de tres luces repite motivos decorativos y materiales, destacando sin duda los dos pequeños "puttis" abrazados a la base de los candelabros en forma de tallo vegetal. Tienen electrificación antigua con bombillas cónicas sobre imitación vela, pero no está testada la electricidad. El reloj se encuentra en perfecto estado, tanto de estética como de funcionamiento. Adjunta además llave y péndulo originales. El reloj de sobremesa viene del reloj de ménsula o bracket, aunque este término sea un poco confuso, ya que este tipo de relojes no descansan verdaderamente sobre ménsulas, sino que probablemente estaban pensados para ser colocados sobre una mesa, aparador o chimenea, ya que era en aquellos años el lugar de la casa donde se solía concentrar la familia. El bracket de primeros años tenía la característica de que era portátil, lo que condicionaba en gran medida su mecanismo, y no sería hasta 1800 cuando el escape de paleta quedó definitivamente sustituido por el de áncora en los relojes de ménsula. Podemos encontrar relojes de sobremesa de lo más variado, en muchas ocasiones acompañados por bellos candelabros en el mismo estilo, uniendo funcionalidad y estética a partes iguales. El historicismo de la segunda mitad del XIX afecta también a la iluminación. Los candeleros y candelabros, que no se habían dejado de utilizar desde fines del siglo XVII, recuperan ahora elementos estilísticos del pasado. Muchos de ellos recuerdan ligeramente a las piezas barrocas en las que contrastaban negros y dorados jugando con los materiales, como en este caso la calamina y el bronce dorado. Decorativa pieza que llenará de majestuosidad cualquier estancia. 42 x 24 x 12 (reloj); 54 cms x 22 cm (candelabros) 10,5 x 10,5 cm (base candelabros).