C-710
Curioso y antiguo reloj de aceite con ampolla de vidrio soplado. Original del siglo XIX. Pieza de coleccionista con mucho encanto.
Curioso y antiguo reloj de aceite con ampolla de vidrio soplado. Original del siglo XIX. Pieza de coleccionista con mucho encanto.
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Antiguo Reloj de Aceite, Alemania S. XIX
Curioso y antiguo reloj de aceite con ampolla de vidrio soplado. Original del siglo XIX. Pieza de coleccionista con mucho encanto.
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Antiguo Reloj de Aceite, Alemania S. XIX
Antiguo reloj de aceite fabricado en el siglo XIX, muy bien conservado y con ampolla de vidrio soplado original de época. El cuerpo de estaño es estilizado y elegante, y en su parte superior sostiene la ampolla destinada a contener el fluido. En el aro que la soporta podemos ver las horas en números romanos grabadas en el metal. El funcionamiento de este reloj de aceite es muy simple: tras llenar la ampolla con aceite para lámparas, se prende la mecha al comienzo del día. Al ir consumiéndose, el nivel del aceite va bajando y marca la hora en la escala graduada. Además de funcionar como relojes, estos curiosos aparatos también servían como candiles. El reloj que aparece en las fotos lleva un sello grabado en la base: en él aparecen dos figuras esquemáticas tocando una gran campana, sobre la inscripción ETAIN FIN 95% (Estaño Fino 95%).
Tan encantador como auténtico, este antiguo reloj de aceite destacará en una vitrina con antigüedades curiosas.
Historia de los Relojes – Reloj de Aceite
Los historiadores consideran que los primeros relojes fueron los relojes de sol. Estos mecanismos no permitían determinar la hora en días nublados ni durante la noche, por lo que se hacía necesario crear aparatos que funcionase de forma independiente al sol. Las clepsidras o relojes de agua fueron inventadas por los egipcios; se tiene constancia de su uso ya en el año 1500 a. C. Este sistema fue llevado a Grecia por Platón, y a Roma por Escipión Nasica. Poco después aparecieron los relojes de arena; uno de los ejemplos más curiosos fue el que llevó Cristóbal Colón en su travesía del Descubrimiento de Arena. Este aparato medía 1,50 metros y se vaciaba cada media hora.
Los relojes de aceite derivan del llamado “reloj de bujía”, cuya invención se atribuye al rey inglés Alfredo el Grande (849-899). Fueron muy populares durante el siglo XIX, sobre todo en hogares con pocos recursos que no podían permitirse adquirir un reloj mecánico. También se los conoce como relojes silenciosos por su ausencia de mecanismo. Su funcionamiento es muy simple: la ampolla de vidrio se llena con aceite para lámparas y después se prende la mecha. Al ir consumiéndose, el nivel del combustible marca la hora del día una escala graduada. Aunque no son muy precisos, estos relojes permitían conocer la hora de forma aproximada, tanto de día como de noche.